9 de marzo de 2008
El de antes y el de ahora
Un día te miras al espejo y simplemente no te reconoces. Intentas identificar en ese extraño algo que te permita conocerle, saber qué pretende. Pero es inútil. Y eso aterra. No eres la misma persona pero, curiosamente, ese nuevo tú te hace sentir bien, y empiezas a asumirlo. Pero pasa un día y otro, y llega el momento en que el mundo del que eras antes comienza a echarlo de menos. Te pregunta por él y el nuevo que eres no está seguro de dónde se habrá metido. ¿Cómo llegué hasta aquí? Allá voy. Dispuesto a enfrentar ese mundo que es mío pero que me produce miedo. Queriendo que acepte al nuevo yo. Dispuesto a no ceder en ello. Falta que suceda. Por lo pronto, el hallazgo sigue entusiasmando, lo cual no quita que tenga algo de miedo.
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