7 de marzo de 2008
Causas y efectos
Hay momentos que en cierto modo pueden interpretarse como renacimientos; antes y después resultan entonces claramente diferenciables, aunque lo que haya motivado semejante contraste no sea precisamente claro; incluso las transfroamciones emparejadas al cambio pueden llegar a confundirse al grado que no resulte cosa fácil saber qué es causa y qué constituye un efecto. Puedo afirmar, confirmar, que me descubro distinto; puedo afirmar, confirmar, que no soy la misma persona que hace unas semanas; no distingo todavía qué papel juega esa nueva presencia en este momento de renacimiento, no es claro si es una de sus causas o si es más una de sus consecuencias. Lo cierto es que, a pesar de las dudas que todo este descubirmiento acarrea, resulta irremediablemente atractivo. Ya después habrá que plantearse si es posible dar marcha atrás, si hay forma de recuperar algo semejante al equilibrio previo.
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