4 de marzo de 2008
Ante lo imprevisto
No estaba previsto que esto fuera así. La idea era aislarnos, huir. Probar la soledad de hacernos compañía sólo nosotros, buscando alinearnos quizá de ese modo en este cuerpo. Pero aquello exigía reducir las intromisiones al mínimo. Y al final no podía faltar el débil que cediera, que empezara a abrir una rendija más allá de lo que habíamos acordado, de lo que nos habíamos impuesto. Y eso es quizá lo que ahora nos tiene así, buscando rebelarnos también los otros, buscando liberarnos. Pero algunos lo tenemos bastante claro. El ejercicio que aquí empezamos está controlado. O al menos a mí me gusta pensarlo de esa manera. Sólo el paso de los días nos dirá. Por lo pronto, mi esperanza es que el débil se anime a utilizar también esta vía y, quizá así, logremos otros ir cerrando las entradas que se han ido abriendo.
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